Semana Santa Jerez 2017: Martes Santo (III)


El pelícano, símbolo de un amor más allá de nuestro entendimiento, es digno observador, del más grande sacrificio realizado sobre la faz de la Tierra, la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Observa, mientras abre su pecho para alimentar a sus crías, a Jesús ya Cautivo de su amor. Más tarde, aquel que en su día fuera enarbolado entre vítores y palmas, sería crucificado en presencia de su madre, Nuestra Señora de los Remedios y del discípulo amado.  Con tan bellas palabras al percatarse de este hecho, Jesús miró a su madre y dijo; “mujer, he ahí a tu hijo”, tras lo cual, haría lo propio con Juan, “he ahí a tu madre”, con su infinito Amor, como aquel pelícano, Jesús había entregado su vida y a María Santísima como madre de todos los cristianos.

















Continúa en:Martes Santo IV

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