Rafael Nadal la Leyenda
Hoy, cuando el telón finalmente cae sobre tu carrera, nos enfrentamos a la paradoja de un adiós que no se siente como tal. Hay una quietud en el aire, como cuando el último acorde de una melodía se disuelve en la vastedad del silencio, dejando solo el eco profundo de lo que fue. Pero ese eco no se desvanece. Como el rumor de un río que sigue su curso aunque ya no veamos sus aguas, tu legado permanecerá, claro y firme, grabado en cada rincón de este deporte. Nos enseñaste que el verdadero poder no reside en el cuerpo, sino en algo mucho más profundo: en la voluntad. En esa determinación que se forja a lo largo de años, de sacrificios, de batallas ganadas y perdidas. No era solo tu raqueta lo que hacía temblar la tierra bajo tus pies, sino el fuego indomable de tu alma. En cada punto, en cada movimiento, había algo más que una victoria, había una declaración: "no importa lo que el destino nos depare, siempre hay espacio para la lucha." Recuerdo cada uno de tus enfrentamientos