El Baúl de los Recuerdos


     Cuentan que cuando los niños se ven en dificultades imposibles para ellos de superar, una fuerza procedentes de ellos es expulsada hacia el exterior y, sus juguetes cobran vida.


      Tomy, era un niño de 7 años, el cuál llevaba varios días enfermo en su casa. El pobre tenía demasiados deberes acumulados, ya que se encontraba débil  para hacerla, pero llegó un buen día, en dónde, su madre, al verlo algo mejor, decidió que lo mejor sería que, volviera al colegio al día siguiente, pero, aún no había comenzado a hacer su tarea, pues se encontraba un poco débil.

      Recordaba, las amenazas de su profesora, diciéndole:- Si vuelves a no traer tu tarea a clase, me veré obligada a hablar con tus padres y te suspenderé-. De este modo, impulsado por el miedo, Tomy, aquella tarde, comenzó a realizar sus deberes, pero su estado era muy precario y sus fuerzas empezaban a fallarle. Se dejó vencer por el sueño. Tomy, estaba perdido, y en lo más hondo de su ser lo sabía y se sentía mal por ello. Se fue a la cana.

      Cuando, la casa quedó aquella noche completamente oscura, se pudo escuchar un ruido proveniente de la esquina donde se hallaba el baúl donde el pequeño guarda con cariño a sus juguetes. En ese instante del baúl empezaron a emerger las cabezas de esos juguetes que tanta admiración le producían y poniéndose alrededor de Tomy, lo consolaron. Dormía profundamente y el angelito no se daba cuenta de la magia que se producía a su alrededor, Tomy se encontraba en un mundo totalmente diferente el de sus sueños. Los juguetes empezaron a ordenar y elaborar una estrategia para realizar los ejercicios inacabados del chico, antes de que el despertador sonara a las 7 am, tras un cuarto de hora de discusión se pusieron manos a la obra.

      La noche pasó, y se aproximaba el alba, eran cerca de las 6:30 am, quedaba poco tiempo para que el despertador sonase, los juguetes rezagados en sus tareas eran ayudados por aquellos que ya la habían completado. Deprisa, muy deprisa, el tiempo volaba en su contra, hasta que.. a las 6:57 am, terminaron, ahora, debían correr y colocarse tal y como estaban al principio de la noche. A las 7 am sonó el timbre tan molesto como siempre y un grupo de juguetes se amontonaba torpemente a la vera del baúl. Entre tanto, Tomy quitó con angustia la alarma, se disponía a levantarse de la cama, mientras que los juguetes que quedaban sin importarles el desorden saltaron al baúl. Tomy, giró rápidamente la cabeza hacia la esquina donde se encontraba el baúl, pues le había parecido escuchar un ruido extraño, pero, no le prestó mucha atención, ya que estaba pensando en sus responsabilidades incumplidas, la tarea seguía sin hacer. Con parsimonia fue cogiendo los cuadernos que se encontraban encima de la mesa, para colocarlos en su mochila. Uno de los cuadernos resbaló y calló al suelo abierto por donde, se suponía, estaban los ejercicios aún sin hacer, Tomy con asombro observó que sus deberes estaban hechos, uno a uno fue comprobando los demás cuadernos con idéntico resultado. Se acercó al baúl, y fue entonces cuando lo entendió todo, cogiendo acopio de todas sus fuerzas, levanto el baúl y lo estrujó junto a su pecho agradeciéndoles a todos sus juguetes lo que habían hecho por él.

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