Poder y Sangre
Bajo una densa selva
tropical virgen, considerada
como el segundo pulmón en el Continente Americano, después del Amazonas siendo
un refugio de flora y fauna en el cual se han encontrado especies de animales
hasta ahora desconocidas, podemos encontrar la que ha sido bautizada como El
Mirador, la ciudad con mayor extensión que existió durante el imperio Maya.
Está situada en una cuenca que cuenta con un área de 2169 km² que se
encuentra al norte de Tikal, Petén, Guatemala. Se trata de una Reserva
Arqueológica y Natural, localizada en el corazón de la Reserva de la Biósfera
Maya en el departamento de Petén. Existen al menos 26 ciudades en toda la
extensión, siendo el primer estado político organizado en el Continente
Americano, el nombre que recibió fue; El Reino de Kan. Se desarrollaron al
mismo tiempo que los Olmecas iniciaban su desarrollo quienes hasta antes del
descubrimiento de éstas ciudades, se consideraba la Cultura madre de
Mesoamérica. Entre estas ciudades podemos encontrar la nombrada El Mirador, la
segunda mayor a nivel de extensión en el mundo Maya, Tintal, así como Nakbé la
más antigua de todas ellas. Estas se desarrollaron en el Preclásico, entre
1500 a.C y el 300 d.C.
La primera mención de
los sitios arqueológicos ocurrió en 1920 cuando Lindbergh, después de
sobrevolar la zona, mencionó lo interesante del sitio en el cual sobresalían
varias porciones de selva del denso mar de árboles. Una expedición aérea de la
Universidad de Pennsylvania señaló lo que consideraba volcanes mientras volaba
sobre el norte de Petén. En 1978, el Dr. Bruce Dahlin de la Universidad
Católica comenzó a explorar el sistema de pantanos que rodean el Mirador, para
luego iniciar un proyecto con el doctor Ray Matheny de la Universidad Brigham
Young. Este proyecto conjunto, es la primera investigación arqueológica en el
Reino Kan, se inicio en 1979. Desde entonces, el arqueólogo Richard Hansen se
encontraba trabajando en éstos proyectos.
En 1987, el Dr. Hansen
fue invitado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de Guatemala
(IDAEH) para iniciar un estudio regional de la totalidad de el Reino Kan. Este
amplio estudio se ha traducido en una intensiva investigación científica en más
de 14 sitios arqueológicos del Reino Kan, y los descubrimientos del proyecto
RAINPEG a su cargo, han cambiado radicalmente los conceptos del origen de la
civilización maya. Hay más de treinta sitios mayores documentados dentro de la
cuenca hasta la fecha.
Mientras que la mayoría
de los sitios Pre-Colombinos en Centro América y México datan del periodo
clásico (300-900 d.C.), los sitios del Reino Kan son principalmente Preclásicos,
desde 1000 a.C, y con la mayor ocupación hacia 300 a.C. Aparte del tamaño y
antigüedad de los sitios, la escala de las pirámides y las construcciones
sobrepasan cualquier otro edificio y construcción en el mundo maya. Las
plataformas y pirámides están dentro de las más grandes y antiguas
construcciones de América, indicando que el Reino Kan en realidad es la cuna de
la civilización maya.
La enorme ciudad de El
Mirador se encuentra dentro de la delimitación del parque Nacional Mirador-Río Azul
a unos 7 kilómetros de la frontera con México. Esta ciudad es uno de los sitios
más importantes realizados por los Mayas a lo largo de toda su historia.
El sitio abarca un poco
más de 25 kilómetros cuadrados, y está formado por varias plataformas y
pirámides como Cascabel, León, Tigre y Monos, así como La Muerta y La Danta, la
estructura más grande. Usualmente se le divide En Complejo Occidental y
Complejo Oriental, y están conectados por calzadas.
Cabe destacar la pirámide de La Danta que se
alza llegando a alcanzar los 72 metros de altura, que por volumen supera a la
gran pirámide de Egipto (para saber más leer: Gizeh y las Grandes Pirámides), y
consiste en una serie de plataformas masivas, por otra parte se encuentra la
pirámide El Tigre, en cuya base cabría toda la acrópolis de Tikal, midiendo 55 metros de
alto. Se estima que fue construida en el período Pre-clásico Tardío (200 - 100 a.C). Esta estructura muestra un estilo triádico, en el cual se hacía una
pirámide principal y dos de menor tamaño de cada lado. Además la pirámide de La
Danta cobra vital importancia en lo que a mitología Maya se refiere, pues, en
el sitio, se descubrió un relieve que data del año 200 a.C., donde se representa
la historia de creación maya del Popul Vuh. En ella se observa a los gemelos
divinos, Hunaphu e Ixbalanque, dejando el inframundo con la cabeza de su padre
Hun-Hunaphu. (Para saber más leer: Los Hombres del Maíz)
La guerra parece haber
jugado un rol importante en el total abandono de El Mirador, ya que un largo
muro defensivo en su parte oeste fue construido en el Clásico Temprano, después
del colapso del Preclásico. Uno de los escasos Campos de batalla documentados
en el mundo Maya antiguo, se encuentra en la cúspide de la Pirámide del Tigre,
donde docenas de puntas de lanza de obsidiana verde, fueron encontradas sobre
restos del edificio indicando que la batalla ocurrió después de haber sido
abandonada la pirámide. Esto sugiere que las fuerzas de Siyaj K'ahk' (Nacido
de/en el Fuego) de Tikal, tomaron esta área durante el final del siglo IV d.C.
Según Richard Hansen,
probablemente decenas, posiblemente cientos de miles de
personas levantaron El Mirador la cual labraron y construyeron por más de
750 años desde aproximadamente el 500 a.C., aunque la ocupación empezó cientos
de años antes.
Por otra parte Nakbé está situado 13 km al
sureste del sitio de El Mirador, conectado al complejo oriental por una calzada
o "Sacbe", como lo llamaban los mayas. Esta calzada es una de varias
que conectan las distintas ciudades y grupos de estructuras, con un tamaño
promedio de 25 a 50 metros de ancho, y cuyo relieve puede ser visto desde el aire
fácilmente.
Nakbé es una de las ciudades más antiguas en
el mundo maya, con monumentos que datan del pre-clásico medio temprano (1,000 –
400 a.C).
El complejo cuenta con varios lugares
interesantes, como uno de los juegos de pelota más antiguos de Meso América que
ha sido fechado con exactitud. Las tres fases de construcción de este juego de
pelota se inicia en el medio Preclásico alrededor de (600 a 400 a.C), con la última
y mayor fase realizada en el Preclásico Tardío. Parece ser que hubo una muy
pequeña remodelación durante el período Clásico Tardío, siglos después de que
se hubiera abandonado. Esta remodelación permitió a los visitantes mayas utilizar
el juego de pelota donde habían jugado sus ancestros. En Nakbé también
encontramos el complejo Códex, el cual fue construido en el período Clásico Tardío (680-740 d.C.) así como las canteras de piedra caliza y sus herramientas
las cuales fueron dejadas abruptamente.
El primer mapa fue realizado Ian Graham en
1962, pero las excavaciones sistemáticas no iniciaron hasta 1989 en una
expedición conjunta del Instituto Guatemalteco de Antropología e Historia y la
Universidad de California (Los Ángeles). Éste fue un proyecto liderado por el
doctor Richard Hansen ahora miembro de la facultad de la Universidad de Idaho.
Peor suerte corrió Tintal, ya que es el sitio
más saqueado del Reino Kan. Más de 2500 trincheras marcan este sitio (un
promedio de tres trincheras por estructura). Se cree que la Estela Hallberg, un
monumento famoso por su representación de la Serpiente de la visión y sus
conexiones ceremoniales con el derramamiento de sangre, se originó en el sitio
de Tintal.
En este sitio se evidencia un constante
asentamiento de humanos desde el Preclásico Medio (1000 - 350 a.C), el
Preclásico Tardío (350 a.C – 150 d.C), el Clásico Temprano (250 - 600 d.C), Y el
Clásico Tardío (600 - 800 d.C). Se trata de una majestuosa ciudad con edificios
piramidales, palacios, canteras y canales.
La ciudad de Tintal se encuentra dividida, al
igual que todos los sitios del área, en un área central, en donde se encuentran
construidos los conjuntos asociados a funciones cívicas-religiosas, así como
también las zonas residenciales de la élite. Por otro lado, se localiza una
amplia zona de habitabilidad en donde se concentraba la mayor parte de la
población.
El aspecto de mayor relevancia en la ciudad
son las obras hidráulicas a gran escala, que consisten en una serie de cinco
canales que rodean el epicentro del sitio. Fueron registrados un total de 2´2
kilómetros de canales, construidos artificialmente, de 8 metros de profundidad
en promedio y hasta 15 metros de ancho.
En Tintal se localiza el campo o patio de
juego de pelota maya más grande del período Preclásico Maya, fechado hasta el
momento. Las dimensiones del campo son extremadamente amplias con un largo
de patio de 42 metros, 15 metros de ancho y sus estructuras tienen alturas que
sobrepasan los 5 metros.
A pesar de los abundantes saqueos, numerosos e
importantes descubrimientos arqueológicos se han producido en Tintal. Muchos de
los artefactos de Tintal pueden verse en el Museo Carlos F. Novella, en la
ciudad de Guatemala.
A través de todo el
Reino Kan y dentro de los sitios específicos se pueden encontrar estructuras
elevadas del suelo de 1 a 4 metros de altura, con un ancho que oscila de 24 a 50
metros. Estas estructuras o calzadas se cree que facilitaban el transporte de mercancías,
así como el control y el flujo de agua en las zonas pantanosas. Existen
calzadas dentro de cada sitio, conectando complejos arquitectónicos, y calzadas
que conectan los sitios entre sí, recorriendo distancias de hasta 12
kilómetros.
“Pero lo asombrante”, afirma la directora ejecutiva de Pacunam, Claudia Rosales, “es que contaban con calzadas pavimentadas y sistemas de cañería”.
Sin embargo y a pesar
de la gran importancia que atesora este nutrido patrimonio, son pocas las
personas que indagan en él. Posiblemente la culpa recaiga a las largas
distancias que hay que realizar para llegar a cada una de las ciudades, ya que
según los diversos arqueólogos avezados en
la materia hablan de rutas de hasta 8 días para conocer el terreno. Es por ello
que las personas suelen desplazarse a las ciudades más conocidas de este
enigmático pueblo para muchos desconocido, salvo por algunas habladurías,
leyendas y mitos.
A 123 kilómetros al
sureste de Mérida, México, en la península del Yucatán, se encuentra la ciudad
más conocida del mundo Maya, Chichén Itzá. Está declarada como Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO desde 1988 y
Maravilla del Mundo desde 2007. Fundada hacia el año 525 d.C.,
durante la primera bajada o bajada pequeña del oriente que refieren las
crónicas, por los chanes de Bacalar, que más tarde se llamaron Itzá.
Se trata de uno de los emplazamientos más completos y complejos de este curioso
mundo, pues difiere en muchas de las cosas de la mayoría de ciudades de su
época. Este hecho ha llevado a pensar que en realidad se trataban de mayas muy
influenciados por la cultura tolteca. Las plazas son más grandes, los estilos
artísticos distintos, que marcan dos fases de la construcción totalmente
diferentes, algo que no ocurre en ninguna otra ciudad del pueblo Maya, aunque
sí coincide un poco más con la tradición tolteca.
La imponencia de la
herencia de los itzás va más allá de la Explanada Principal, el Observatorio,
el Cenote Sagrado, el Juego de Pelota y el Templo de las Mil Columnas.
·
Templo de las Mil Columnas:
Construido en el 1.200 d.C. por los mayas influenciado por la arquitectura
tolteca. Está en el lado oriental de la Gran Plaza y rodeado de mil columnas.
En su cima encontramos la figura del dios Chac Mool.
·
Observatorio:
conocido como “el Caracol” es una torre levantada sobre dos plataformas
rectangulares y fue dedicado a la Astronomía. Dada la exactitud con que los
mayas conocían el movimiento de las estrellas o el calendario solar, el
Observatorio Astronómico se considera uno de los más importante monumentos de
la Explanada de Chichén Itzá.
·
Juego de Pelota:
De 168 por 170 metros, esta superficie destaca por los anillos de piedra
existentes en cada muro que flanquea la pista de juego.
·
Cenote Sagrado:
Situado a unos 300 metros del complejo de Chichén Itzá, está dedicado al dios
Chac y mide 65 metros de diámetro y 40 de profundidad. El cenote es una
formación natural, una cueva en un túnel originada en la roca caliza, el techo
se derrumbó y quedo tal cual está el cenote. Se usaba de forma ceremonial se
realizaban sacrificios, hombres, mujeres y niños fueron arrojados a él como
ofrenda a los dioses en épocas de sequías.
Pero quizás, la obra
más imponente de todas fuese la Pirámide de Kukulkán, gran pirámide de 55,5
metros de ancho de base y 24 metros de altura, donde dos veces al año, durante
los equinoccios de primavera y otoño, el 21 de marzo y el 22 de septiembre
respectivamente, un mágico juego de luces y sombras crea la apariencia de una
serpiente que gradualmente baja por una de las escaleras de la pirámide hasta
completar la emblemática serpiente emplumada. Gracias a que en la base de la
cara norte hay dos enormes cabeza de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulkán. Ocurre lo
inverso al atardecer los días del 20 al 22 de diciembre.
Aquí es donde se mezcla
la mitología con la realidad, pues en el año 968 d.C., llegó a la ciudad un nuevo
gobernante, Quetzalcóatl, lo que aclara la profusión de grabados referentes al
dios serpiente, pues ésta es la forma del dios de mismo nombre, el de una
serpiente emplumada. Ahí se halla la contradicción, pues Quetzalcóatl era un
dios pacífico, y el jefe era una auténtica máquina bélica.
Pese al carácter
pacífico de su dios, se ofrecían a él sacrificios humanos.
Finalmente Chichén Itzá
fue abandonada por sus habitantes en 1224 d.C., lo curioso es que no hay evidencia
del motivo por el que abandonaron la ciudad, e imperios posteriores como los
aztecas no las llegaron a habitar, pese al buen estado de conservación y lo
avanzado de sus instalaciones, nunca más fue habitada.
Otras de las grandes
ciudades más conocidas se encuentra en el estado de Chiapas, cubierto por la
densa selva tropical y al pie de unas colinas, se halla la ciudad de Palenque,
uno de los centros más importantes del pueblo maya. Se encuentra en la
península de Yucatán, cerca de la frontera con Guatemala. Palenque es hoy, Patrimonio Cultural de la
Humanidad.
Alrededor del año 100 a.C. se estableció una pequeña aldea, período
llamado Formativo (2500 a.C. a 300 d.C.). En el Clásico Temprano (300-
600 d.C) evolucionó hasta llegar al Tardío (600-900 d.C), época en que alcanzó su
máximo desarrollo, así lo expresan sus construcciones e inscripciones. A través
de mil años, sus habitantes construyeron una de las ciudades más
sorprendentes, enigmáticas y admiradas en el mundo. Hoy se conoce a esta
serranía y a la antigua ciudad con el nombre de Palenque, aunque se ignora cómo
la nombraban sus habitantes. El nombre, cuyo significado es “estacada” o “lugar
de empalizada”, fue tomado del pequeño poblado fundado por los españoles en el
siglo XVI.
Palenque era sobre todo el centro comercial Maya, donde se celebraban los
cultos más importantes de esta cultura. En esta ciudad destaca por encima de
todo el Palacio de Palenque y el Templo de las Inscripciones.
El palacio era laberíntico, repleto de estancias y galerías en las que perderse al mínimo despiste, que
acaban por conducir a una torre de cuatro pisos de altura desde donde los mayas
estudiaban el cielo y de paso les servía como punto elevado de vigilancia desde
el que divisaban casi todo el valle. Destacan también los tres templos en forma
de pirámide escalonada que reciben el nombre de Templo del Sol, de la Cruz y de
la Cruz Foliada, respectivamente. En la sala de cada templo existe un santuario
en el que se halla una tablilla de piedra con jeroglíficos, además de figuras
humanas y objetos ceremoniales.
Pero el más notable de todos los templos es el ya citado Templo de las
Inscripciones, un edificio imponente de 20 metros de altura, también de forma
piramidal, sostenido por cuatro pilares que representan figuras humanas de
tamaño natural con niños en brazos.
No había muchas noticias de este templo hasta que en 1949 el arqueólogo
mexicano Alberto Ruz Llhuillier halló una gran losa de piedra en el suelo que
dejó al descubierto, una vez retirada, una escalera. Tres años tardaron en
poder desbloquear la escalera de escombros, pero desde luego valió la pena. Al
final de la escalera halló una lápida triangular dispuesta en vertical y seis
cadáveres de posibles víctimas de sacrificios humanos. Al retirar la losa, el
arqueólogo encontró una tumba que pertenecía intacta desde hacía más de mil
años, una especie de gruta de piedra lisa, perfectamente tallada, pero en la
que se había formado estalactitas y estalagmitas.
Fue en ese mausoleo donde se encontró la célebre lápida de piedra de 5
toneladas de peso que servía de tapa a un sarcófago, dentro del cual se
hallaban los restos de un hombre muerto a los 40 años al cual habían cubierto
con joyas de jade y con una lujosa máscara con incrustaciones de obsidiana y
nácar. Más tarde, una vez descifrados los jeroglíficos, pudimos saber que se
trataba de Pacal, un rey Maya que gobernó Palenque a principios del siglo V.
Pero Palenque sobre todo es célebre por la lápida del “astronauta”. Esta
pieza incomparable del arte Maya ha hecho correr ríos de tinta, pues muchos han
querido ver en ella una representación de un extraterrestre en su cápsula
espacial.
Sin embargo y tras todo este esplendor vivido, a la llegada de los
españoles a la península del Yucatán, prácticamente todo vestigio de la
esplendorosa civilización había desaparecido, el, ¿por qué? Nadie lo sabe,
aunque recientes estudios ponen en la palestra la propia “autodestrucción” de
su mundo por culpa de la grave deforestación que sufría su entorno. Algunos
investigadores, patrocinados por la NASA, creen tener una muy buena idea de lo
que ocurrió:
“Lo ocasionaron ellos mismos”, dice el veterano arqueólogo Tom Sever.
“Los mayas casi siempre son descritos como personas que vivían en total armonía con su entorno”, relata el estudiante de doctorado Robert Griffin. “Pero al igual que muchas otras culturas que vivieron antes o después de ellos, los mayas terminaron deforestando y destruyendo su paisaje como resultado de sus esfuerzos por ganarse la vida a duras penas en épocas difíciles”.
Una gran sequía tuvo
lugar cerca del momento histórico durante el cual los mayas comenzaron a
desaparecer. Y, al momento de su caída, ya los mayas habían cortado la mayor
parte de los árboles ubicados a lo largo de grandes franjas de tierra con el
fin de despejar terreno para cultivar el maíz que alimentaría a su creciente
población.
“Tenían que quemar 20 árboles para calentar la piedra caliza que les servía para hacer apenas 1 metro cuadrado de cal que utilizaban como material para construir sus formidables templos, represas y monumentos”, explica Sever.
Los mayas llevaron a
cabo la deforestación mediante la agricultura de tala y quema.
“Lo que nosotros creemos es que la sequía ocurrió de modo distinto en diferentes áreas”, explica Griffin. “Nuestra hipótesis es que los aumentos de la temperatura y las disminuciones de las precipitaciones ocasionadas por la deforestación local causaron problemas lo suficientemente graves como para ‘empujar hacia el precipicio’ a algunas, aunque no a todas, las ciudades-estado”.
Ningún factor puede,
por sí mismo, llevar a toda una civilización a la ruina, pero la deforestación
que ayudó para que se produjera la sequía podría muy fácilmente haber
exacerbado otros problemas como: disturbios sociales, guerra, hambre y
enfermedades.
“Sabemos que por cada período de 1 a 3 años en los cuales se cultive una porción de tierra, se necesita dejarla en barbecho recuperándose durante 15 años. Durante ese tiempo, los árboles y el resto de la vegetación puede volver a crecer mientras se tala y se quema otra área de cultivo”.
Pero, ¿qué ocurre si no
se deja la tierra en barbecho el tiempo suficiente como para que se pueda
recuperar? ¿Y qué sucede si se tala más y más tierra para poder satisfacer la
demanda de alimento?
“Nosotros creemos que eso fue lo que ocurrió”, dice Griffin. “Los mayas arrasaron con extensas porciones de tierra cultivándolas en exceso”.
La sequía no sólo hizo que fuera difícil
cosechar alimento suficiente, sino que también habría provocado que fuera más
difícil para los mayas almacenar agua suficiente como para sobrevivir durante
la temporada seca.
“Las ciudades trataron de mantener una reserva de agua que durara un período de 18 meses”, dice Sever. “En Tikal, por ejemplo, había un sistema de represa que contenía millones de galones de agua. Sin suficientes precipitaciones, las reservas se secaron”.
La sed y la hambruna no
colaboran para mantener feliz a una población. Como dice la expresión: lo
demás es historia.
Aunque de manera
localiza, parte de su población logró prosperar y fue aquí donde entran en
juego los españoles.
En el año 1511 d.C., una
carabela de la flota de Diego de Nicuesa, al mando de Pedro de Valdivia, a
bordo del navío Santa María de la Barca que regresaba del Darién en el actual
Panamá, naufragó cerca de las costas de Jamaica y en una balsa a la deriva
arribaron a las costas de Yucatán; de entre los náufragos, hubo una veintena de
sobrevivientes, casi la mitad llegaron a territorio Maya, entre ellos, el capitán
Valdivia, Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero. Habrían de transcurrir ocho
años entre el naufragio y la llegada de Hernán Cortés. Gonzalo Guerrero asimiló
la cultura maya de forma familiar y murió luchando contra los mismos españoles,
desconociendo a su rey y abjurando de su religión. Al morir se había convertido
en un cacique maya.
Así fue el primer
encuentro con una cultura en decadencia, no obstante lo peor, aun quedaba por
llegar. A principios del siglo XVI, a pesar del tibio recuerdo que podía
emerger de dicha cultura, aun podía salvarse parte de su patrimonio a través de
los numerosos manuscritos, libros, y otros documentos que narraban sus
historias, mitos y leyendas, pero los españoles, locos por evangelizarlos
arrasaron con todo.
Parte de la culpa de
este proceso la tuvo Fray Diego de
Landa Calderón (12/11/1524 - 29/04/1579). Religioso español, cronista de la
civilización maya. Se trataba de un hombre de la inquisición que ilustra
perfectamente el poder de la intolerancia, una idea que evolucionó en la
religión judía unos pocos siglos antes del nacimiento de Cristo y que fue
tomada como una venganza por los cristianos en los siglos III y IV d.C. El
germen de la intolerancia nos declara que no solo Yahvé es el único dios, sino
que, además, cualquier persona que adora a otros dioses está cometiendo pecado.
Esto justifica todo tipo de atrocidades en el nombre de Yahvé: el asesinato, la
esclavitud, la conversión forzada, la represión y la destrucción de otras
religiones, el racismo y muchos otros actos inmorales.
En 1547 viaja junto a Nicolás de Albalate cuando éste regresa a Yucatán.
Aprendió la lengua maya y en 1549 es nombrado ayudante del guardián
de Izamal. En 1552 recibe el encargo de construir un convento que
sustituya a las chozas en que habitaban los franciscanos. En 1556 fue custodio
del Yucatán y primer definidor de la Provincia dentro de la orden franciscana.
Cuando Yucatán y Guatemala formaron una sola provincia, fue Provincial de
la misma en 1561. Los frailes educaban a los indígenas e intentaban
evitar su maltrato. Los encomenderos quemaron dos veces el templo y cenobio de Valladolid pensando
que por aprender la doctrina cristiana, los indios desatendían el trabajo. En
1552 Tomás López Medel media para solucionar el conflicto.
En 1562 llega a Maní y constituye un tribunal religioso al
que pronto convierte en Inquisición ordinaria. Los interrogatorios a
los indios condujeron al decomiso de sus imágenes y piedras sagradas. Se
realizó un gran Auto de Fe en Maní el 12 de julio de 1562 en que hizo
quemar unos 5000 ídolos y objetos sagrados. Algunos indios se suicidaron
posteriormente.
El sacerdote descubrió que muchos de “sus mayas” convertidos a la nueva
religión impuesta por él, seguían adorando a los dioses que durante siglos
habían formado parte de su cultura. Descubrió que todos sus años en América
habían sido un completo fracaso.
Landa, después de esto, sintió aquello como una traición y haciendo gala
de la intolerancia cristiana, comenzó una feroz inquisición que dio lugar a la
tortura y la muerte en toda la región de Yucatán. Estaba decidido a acabar con
todos los conocimientos de la religión Maya, y vio en la lengua maya y los
jeroglíficos como un elemento clave para conseguirlo. Cincuenta años más tarde,
en 1699, soldados españoles quemaban la última ciudad que poseía una escuela de
escribas que sabían traducir jeroglíficos mayas. En 1720, no había ni una sola
persona viva que sabía el significado de dichos jeroglíficos.
Todo vestigio de esplendor, se perdió en los albores del tiempo.
Continúa en: La Rueda Maya
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