Semana Santa Jerez 2017: Martes Santo (IV)

Doblan las campanas en Capuchinos, la serenidad lo inunda todo, se abren las puertas del templo, un mar de capirotes y túnicas color rúan morado discurre con tino por la calle Sevilla, siempre mirando de frente entre hermosas y esbeltas palmeras, cuyo color se confunde con el cinturón de esparto donde el nazareno apoya el peso del cirio de tono anaranjado, admirable. Escolta inconfundible siempre, del Cristo de la Defensión, cuyo rostro calmado y sereno no hace presagiar que la muerte ya le llevó, sabedor quizás de que el plan del Padre ya se puso en marcha y que pronto volverá de ese sueño eterno. Pero bajo el palio de la O, nada hace presagiar que esa futura palabra antes dicha fuera a ocurrir. María llora desconsolada al ver el cuerpo de su hijo mancillado en la Cruz. Pero esa bella estampa, de contrastes morados y verdes, teñida de la luz de color cobre proveniente del astro rey mientras el público embelesado admira el paso elegante con el que María de la O avanza por Jerez, quizás sea un bello recuerdo futuro del triunfo que el maestro nos prometió, la victoria final de la vida sobre la muerte.




















Continúa en:Martes Santo V


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