Vacilación

Oscuridad, eso es lo que veían sus ojos, pero aquella no era una oscuridad cualquiera, era densa, no se podía avistar ni un resquicio de luz en ella.
     

    Al contrario que la gente normal, que suele temer a la oscuridad, él nunca la había temido, ni tan siquiera cuando sus más avispados sentidos empezaban a dar sus primeros pasos. Puede que sea raro, pero nunca se sintió a disgusto dentro de cualquier oscuridad, no obstante sin faltarle el respeto. Se sentía cómodo, sereno, tranquilo… entre ellas. Tenía la calma  de poner sus pensamientos en orden, era una cosa que le encantaba e hipnotizaba.  Hallarse entre ellas, solo, reflexionando sobre su vida, sobre lo que al segundo siguiente pudiera acontecer.
    
   Pero esa oscuridad ante la que se hallaba, era distinta a cualquiera en la que hubiera podido estar antes, no existía noche sin luna que fuera tan oscura y tenebrosa como en la que se encontraba, como siempre y a pesar de todo, no la temía, pero podía sentir que no era normal. Lo que le preocupaba era que, no sabía cómo había llegado hasta esa situación; no recordaba nada… y en cambio pareciese que llevara toda una eternidad en aquella situación.
   
    Al cabo de unos segundos, que le parecieron eternos, empezó a caminar, en busca de no sabía que… pareciera que él no controlara sus movimientos. Sus pies lo llevaban hacia no sabía dónde, como guiados por una fuerza superior, todo ante ellos se hallaba en calma, nunca había podido experimentar esa tranquilidad, ni tan siquiera se escuchaba el sonido de sus andaduras, era una quietud total, estaba caminando entre tinieblas.
  
    Pasó un largo rato, lo que le parecieron años, y sus pies pararon por fin. Pensó, que a pesar de haber caminado tanto, aparentara que estuviese exactamente en el punto donde inició su peregrinar,  nada había cambiado, la misma densa oscuridad y el mismo frio de esa noche eterna, ni tan siquiera el haber estado en movimiento había apaciguado ese sentir de frío que pudiera  experimentar… de pronto, algo cambió, no sabía el que, tuvo la sensación de levantar la vista, y  pudo atisbar algo en el horizonte, un punto, parecía imposible, pero ante tal extraño acontecimiento en aquel lugar, echó a correr hacia ese punto, al contrario que en la vez anterior poco a poco dejaba el frio de un lado, empezaba a sentir algo de calor, a pesar de ello tenía la sensación de que cuanto más corría, más lejano se encontrara dicho punto, podría describirse como una mera burla del espacio-tiempo hacia su persona, aun así no desistió y siguió su camino.
  
     Mientras corría, intentaba como en otras muchas ocasiones, que se había hallado  solo y ante la oscuridad, poner en orden sus pensamientos. Pudo advertir que, en un principio, solo tenía la constancia de la existencia de algunos de los sentimientos más primitivos del ser humano y de algunos pensamientos morales, como la idea de bien y del mal, que tal y como se le mostraban en su ser, debían de estar muy marcados en su persona, tal y como volaban en su cabeza, tras descubrir estos hechos los cuales le resultaron inquietantes, por la tremenda amnesia que padecía, levantó la cabeza, si es que verdaderamente fue eso lo que sucedió, ya que tenía completamente perdido la referencia de su situación entre aquellas tinieblas. Pudo observar que el punto de luz había aumentado considerablemente, hasta alcanzar una dimensión parecida a la de una pelota de tenis. Fue en ese momento, mientras seguía corriendo, cuando empezó a recordar sus vivencias, todo empezó desde el principio, desde sus más prehistóricos recuerdos, seguidamente recordó a sus familiares: su padre, su madre, abuelos, tíos, su… que recuerdos… no los estaba recordando… los estaba viviendo. Como le gustaba aquella sensación. Volvió en sí, una vez más volvió a mirar a la luz, y de nuevo esta, había aumentado su tamaño.  Podía observar que era algo más grande que un balón de fútbol, y de nuevo se volvió a sumergir en aquel curioso sueño que le devolvía a poco un pedacito de aquella que era su vida, como si de un puzle se tratara, era maravilloso, empezaba a recordar sus primeros pasos, sus primeras enseñanzas, su primeros amigos; lo vivía minuto a minuto como si de una película se tratase, pero a una velocidad vertiginosa, no tenía ningún desperdicio, coma por coma, punto por punto, se iba escribiendo su vida a su vez que aquella luz crecía… increíble, sus primeras discusiones, viajes, aventuras vividas, poco a poco todo cobraba sentido. Cuando se quiso dar cuenta, la luz triplicaba el tamaño de aquella hermosa estrella que se podía ver en el planeta Tierra, el Sol. Su cuerpo antes frío y humedecido, casi había entrado en calor.  No sabría decir, si fue su curiosidad o solo porque debiera pasar, pero, no conforme con ver lo que veía, apretó el ritmo, y a cada paso que daba, ese sitio antes frío, se hacía más acogedor, él… quería averiguar el porqué. Su alegría iba a durar poco, a cada paso recordaba más y más… sus decisiones, sus elecciones, el cómo tuvo que hacerlo… todo el mundo tiene que tomar decisiones y elecciones en sus vidas, que determinaran  por completo el destino que le depara, pero él, había sido de alguna manera traicionado y dispuesto deliberadamente en un juego que ni él ni cualquier otro ser mortal habría querido participar.


     Cuando “despertó” lo que antes había sido una noche eterna había dejado de serlo para dejar paso al amanecer más descomunal nunca visto por una persona, era deslumbrante.  Sus pasos, desaceleraron el ritmo, como si estuviera llegando a un lugar concreto. Se volvió a sumergir en sí mismo, se daba cuenta las cosas que había hecho mal, de todo lo ocurrido, de cómo su odio se le había ido tragando y por supuesto empezó a comprender en donde se hallaba, sin embargo en ningún instante sintió miedo, si algo de tristeza y melancolía por lo que pudo ser y no fue, pero allá donde él se encaminaba, habría personas que le estarían esperando y ese sentimiento de melancolía fue disipándose. En ese momento la luz casi le tragaba, podía sentir el tierno y consolador abrazo del calor, había dejado las eternas tinieblas tras él, dentro de la luz se encontraba y al fondo de esta, se apreciaba un gran destello, era la luz más intensa que  había podido ver en su vida. Nuevamente aumentó el paso, se dirigía alocadamente hacia ella, cuando de repente… todo, absolutamente todo, retumbó, y escuchó una voz familiar, le pareció tan cálida y preciosa… no llegó a reconocerla, pero él nunca la llegó a olvidar, su dulce susurro, que sensación.
   
    Durante un largo periodo de tiempo no aconteció ningún hecho extraordinario, pero de nuevo volvería a ocurrir, y esta vez con más fuerza… que maravilla le pareció, aun así no supo reconocer esa voz ni distinguir lo que decía… siguió su camino, tras un larguísimo rato, que le parecieron como millones de años, llegó a las puertas del destello de luz, era un destello chorreante, nunca había visto algo similar, se disponía a dar el último paso, un salto, para fundirse con el destello. Justo cuando cogía impulso para realizarlo, volvió a retumbar con más fuerza y poder que nunca  todo lo que le rodeaba, de nuevo escuchó la voz  y… esta vez, pudo reconocer de quien era, así como lo que decía, era… su nombre. Pudo distinguir que esa voz tan maravillosa y bonita, estaba rota, rota de dolor, entonces como si todo el camino andado nunca se hubiera producido, se volvió a encontrar en el punto exacto del comienzo de su aventura, solo que al contrario que en aquel entonces, lo recordaba prácticamente todo, todo lo que había vivido en vida. 


   Continúa en: Corazón de Lágrimas

Comentarios

Entradas populares