El Cuervo del Vaticano


Otoño de 1205

Giovanni Francesco Bernardone, tras volver a Asís, un buen día se encontraba dando un paseo para poder aclarar sus ideas. Al pasar por la abandonada iglesia de  San Damián, sintió el impulso a entrar en ella.
Se trataba de una iglesia en ruinas, derruida, pero en una de sus paredes que aún se erguía en ella se encontraba la efigie de un cristo crucificado.
 Hipnotizado por el poder que emanaba en esa figura, Giovanni se acercó a ella, pudiendo comprobar con cierta sorpresa y horror que la figura lo observaba a través de sus penetrantes y oscuros ojos. Asustado, el pobre, se quedó helado, petrificado. Para mayor sorpresa, con una fuerte y grave voz, le empezó a hablar.

-¡Que haces aquí Francesco! ¿No ves que mi casa está en ruinas? Anda ve, y repárala.

Asustado, el que más tarde sería conocido como Francisco de Asís, huyó de aquel lugar.


Abril de 1292

Girolamo Masci, había sido elegido Papa el 22 de Febrero de 1288, tras un cónclave que duraría 10 meses, debido entre otras cosas por la grave epidemia de peste que asoló Roma. Entre las víctimas que se tomó la enfermedad, se encontraba el Papa de los Cristianos, Honorio IV. Como consecuencia, el general franciscano, nacido en Ascoli, Italia, el 30 de Septiembre de 1227, tomaría las riendas de la iglesia, su nombre, Nicolas IV.
Destacó por reanudar inútilmente la cruzada contra Tierra Santa.
Tras días de tensa agonía, fallecería el 4 de Abril de 1292.

Por más de dos años, duró la elección de un nuevo Pontífice. Por aquel entonces existía dos claras facciones dentro de la iglesia, que lucharían ambiciosamente por hacerse con el poder de esta. 
Por un lado se encontraba la facción de los Colonna y los Orsinni, por otro Güelfos y Gibelinos. 
Se celebraron numerosos cónclaves, en las ciudades de Perugia y Roma, dentro de los cuales, uno, coincidió con la visita de Carlos II de Nápoles en Abril de 1294 a Perugia, cosa que no hizo sino empeorar más aún si cabe el ambiente.
Cuando todo parecía perdido para la iglesia, el cardenal Latino Orsini, tuvo una revelación. 
Dios, en un sueño, le había indicado que el eremita Pietro da Morrone, debía de ser el sustituto de Pedro. El Colegio de Cardenales, debatió la idea y, exhaustos, tras años de lucha interna, llegaron al consenso de que Pietro, sería el próximo Papa que dirigiría al pueblo Cristiano.

Pietro da Morrone, había sido un chico de familia humilde, que a los 17 años de edad había entrado a formar parte de la orden Benedictina, siendo posteriormente nombrado sacerdote de Roma.
Cansado de la desidia, y de las personas, abandonó todo, y decidió convertirse en eremita. De este modo, se retiró al Monte Morrone, en los Abruzos, partiendo años más tarde al Monte Majella.
Tomó como modelo a San Juan Bautista, convirtiéndose en un auténtico anacoreta, se sometía a grandes privaciones y sacrificios.
Este modo de vida, atrajo a bastantes personas, las cuales se refugiaban en numerosos conventos contando a unas 600 personas entre todos ellos. Viendo esto, el Papa en funciones Urbano IV, aprobó la orden de los Celestinos, que serían una rama de los Benedictinos.
Pietro, volvería a la convivencia, pero tras nombrar en 1284 como vicario a un tal Roberto, volvería al monte. Había rechazado a su propia orden, ya que según él, había demasiadas normas heréticas en la misma. Se retiró a rezar, a la vida espiritual.

Exaltada, la muchedumbre se aproximó al monte donde residía el eremita. Conforme pasaban los altos dignatarios de la Iglesia, el revuelo popular se generalizaba, por lo que no pocos fueron los que ascendieron el monte, para darle a Pietro la noticia de su futuro Pontificado.
Incrédulo por lo que veían sus ojos, aceptó a regañadientes.
Tomaría como nombre Celestino V, y la noticia de un nuevo pontificado corrió como la pólvora.
Carlos II de Nápoles prestó homenaje al nuevo Papa.
Los Cardenales eligieron Perugia como lugar para la coronación de Celestino V, sin embargo, ante la atónita mirada de todos, el nuevo pontífice designó como lugar de coronación Aquila, en la frontera del reino de Nápoles.
Hasta allí partiría Celestino V, montado en un asno, y acompañado a su paso por una gran multitud. Cabe destacar que a la coronación sólo pudieron asistir tres cardenales, por lo que días más tarde debieron repetir la ceremonia, ante la negativa de Pietro. Sería la única doble coronación papal de la historia.

Tras un periodo de reflexión, decidiría renovar la curia. Para ello ordenó a 12 nuevos cardenales, de los cuales 7 de ellos eran franceses y el resto napolitanos. Esto haría que la mayor parte de la cúpula de la iglesia se volviera contra él.
Para colmo, Celestino, pondría en rigor una de las leyes impuestas por Gregorio X que regulaban el cónclave, en el cuál se decía que, este, debería ser celebrado en algún lugar y que nadie podría salir de él hasta que hubiera finalizado. El Papa Adriano V, lo revocaría. Por lo que al Colegio Cardenalicio no gustoso por la dirección de su pontificado, había empezado a montar un complot para matar a Pietro.
Pero ese día, nunca llegaría. 
Pietro vivía como pontífice en una de las habitaciones más sencillas de Castel Nouvo, en Nápoles, pero estar rodeado de paredes, le agobiaba. Le martirizaba pensar que no podía llevar a raja tabla su responsabilidad espiritual por las numerosas cosas a su cargo. Por lo que decidiría poco tiempo después abdicar.
Los Cardenales ansiosos de poder, y enterados por la noticia apoyaron a Celestino V, al cual se le pidió que emitiera una nueva constitución que legalizara la abdicación y obligara al Colegio Cardenalicio aceptarla.
Cuando se conoció públicamente la noticia, el pueblo se opuso a ella. Uno de los grandes opositores sería Carlos II, apoyado por gran parte del clero del reino. A principios de Diciembre una multitudinaria procesión de cleros rodearía Castel Nuovo, implorando al Papa que no abandonase su puesto.
No sirvió de nada. El 13 de Diciembre de 1294, Celestino V leyó su resolución de abdicar, basada en los puntos redactados por la cabeza visible del Colegio Cardenalicio, Gaetano. De esta manera también se informaba de la obligación de acatar la decisión y elegir sucesor con la mayor prontitud posible.
9 días más tarde, el cónclave elegiría Papa, el elegido, Benedetto Gaetano. Este, tomaría como nombre el de Bonifacio VIII.
Entre tanto,  el ya Papa emérito, se volvería a instalar en el Monte de Majella para reanudar su vida de eremita. Sin embargo, en un acto despiadado, Bonifacio ordenó arrestar a Pietro por traición a la iglesia. De esta manera también revocaría cualquier acto acometido por su antecesor Celestino V.
Enterado de la noticia, Pietro intentó huir, permaneciendo durante varios meses perdidos por bosques y montañas. Finalmente, fue capturado junto al monte Garfano, cuando intentaba cruzar el Adriático.

Celestino sería encarcelado en la torre del Castello di Fumone, cerca de Anagni, donde permanecería hasta, que pocos meses más tarde Bonifacio decidiera acabar con la vida de este cruelmente, cosa que por otra parte se encubrió, haciendo pasar su muerte por natural, debido a su avanzada edad.

Años más tarde, Celestino V sería canonizado, más concretamente en 1313. Sus huesos serían transferidos de Ferentino a la iglesia de su orden instalada en Aquila, donde a día de hoy aún reposan.

Mayo de 1917

Francisco, Jacinta y Lucía eran unos niños bastantes normales, de familia muy humilde y que se dedicaban a ayudar a sus padres en el pastoreo de sus reses. Pero, eso iba a cambiar.
El 13 de Mayo de 1917 era un día normal, como otro cualquiera. De esta forma, de mañana temprano, llevaron a su rebaño fuera de Aljustrel, dejando de  lado Fátima donde se encontraba cementerio y parroquia, se dirigieron un kilómetro hacia el norte, hacia las pendientes de Cova. Allí dejaron que los animales pastaran.
Tras el almuerzo, los niños decidieron rezar el Rosario, cuando de repente un fogonazo de luz atravesó el celeste cielo y los cegó a los tres. Sobresaltados y creyendo que pronto habría de llegar una tormenta, se afanaron a recoger y organizar el rebaño para regresar a sus casas, cuando de repente, volvió a suceder.
Asustados por lo ocurrido, decidieron huir pradera abajo. A mitad de la cuesta, cerca de un árbol de roble, vieron una blanquecina luz. Se acercaron a ella. Pudieron comprobar que tras el aura, había una señora vestida completamente del blanco más blanco que jamás sus ojos vieron.
Absortos por la cálida luz, se acercaron. Ellos mismos fueron engullidos por la claridad que emanaba de ella, a pesar de encontrarse a metro y medio de la figura.

-No teman, no les voy a hacer daño.
De los tres niños, Lucía, dio un paso decidido hacia ella, y como haría en las demás ocasiones que se le presentase, ella, sería la única que hablase con la señora como representante de los tres.
-¿De dónde eres?
- Yo vengo del Cielo.
Lucía pudo percatarse que el manto blanco que la rodeaba tenía los bordes revestidos de un fino hilo de oro que caía a sus pies. Las cuentas del Rosario que portaba en sus manos parecían estrellas. Pero lo que más le sorprendió fue el crucifijo que colgaba de esta, sin lugar a dudas, era lo que más destacaba de su atuendo. Finalmente, Lucía siguió la conversación.
-¿Qué queréis de mí?
- Quiero que regreses todos los días 13 de cada mes durante los próximos 6 meses. Luego, te diré quién soy, y qué es lo que deseo. Finalmente, volveré una séptima vez.
- ¿E iré al cielo?
- Claro, que irás al cielo.- Sonrió con dulzura-
-¿Y Jacinta?
-También lo hará.
-¿Y Francisco?
-También, amor mío, pero él, primero, debe rezar muchos Rosarios.- Con afligida mirada, la señora observó al chico, parecía triste, pero no pudo por más tiempo contemplar al joven, pues Lucía, estaba presta a seguir preguntando pues, había perdido ya a algún amigo y le intrigaba la idea.
-¿Y, María Neves está allí, en el Cielo?
-Sí, ella reposa allí.
-¿Y, Amelia?
- Se encuentra en el purgatorio.- Hizo una pausa y continuó.- ¿Se ofrecerán a Dios y tomarán todos los sufrimientos que Él les envíe, en reparación por todos los pecados que Le ofenden y por la conversión de los pecadores?
- Sí, claro que lo haremos.
La señora dudó, por eso les dijo lo siguiente:
- Tendrán que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con ustedes y los fortalecerá.
Luego de decir esto, los chicos fueron bañados por una cálida luz que les dio fuerza, animó sus corazones y limpió sus almas. Los tres juntos tras esto, lloraron, pues, era inmensa la alegría que albergaba sus corazones y gritaron:
-¡Oh Santísima Trinidad, te adoramos! Mi Dios, mi Dios, te amo en el Santísimo Sacramento.

La Señora, mientras ellos permanecían de rodillas les contó cosas, finalmente tras mencionarle que debían rezar todos los días para traer la paz al mundo, ella se elevó al cielo y se perdió en él.

Tras lo acaecido, los niños decidieron mantenerlo en secreto. Sin embargo, la desbordante felicidad de Jacinta lo truncó todo, y las gentes del pueblo acusaron a los críos de brujería y blasfemias. Lucía comprendió lo que les había dicho, sufrirían por ello.
Poco después, todo sería revelado, y todos, creyeron.

Como les prometió, la señora, se les presentó cada día 13 de los siguientes 6 meses. En las conversaciones aparecerían futuras profecías que los niños mantendrían en secreto, por orden de la que dijo ser la Virgen María.
El 13 de Octubre de ese mismo año, ante 70000 personas se produjo lo que hoy conocemos como la danza del Sol, un hecho que lo cambaría todo en esta historia.
En 1919, moriría Francisco, cuando sólo contaba con 11 años, y poco más tarde lo haría Jacinta cuando se disponía a cumplir los 10. Así pues, el legado del mundo recaía en Lucía.

En 1941, Lucía recibía la autorización por parte del Obispo para revelar al mundo los primeros dos secretos. Estos, se trataban de una descripción física del infierno y una profecía que había realizado sobre la primera y segunda guerra mundial. Al menos, así fue interpretada a toro pasado, por lo que todos creyeron y creemos que ya sucedió.
De esta manera, todos fueron escritos, salvo una parte, que pasó a llamarse el Tercer Secreto de Fátima, el cual se anunció su existencia, pero callaron.
En 1943, Lucía caería gravemente enferma. Por ello, el Obispo de Leira-Fátima instó a la chica a redactar en una carta todo lo que sabía, para que en caso de fallecimiento, la información no se perdiera. La chica, ya metida a monja se negó, pues la Virgen no le había pedido que lo hiciera. Sin embargo, el día 2 de Enero de 1944, y tras previa supuesta aparición de la Virgen, que así se lo pedía, Sor Lucía, redactaba la carta. Por lo que Sor Lucía sólo había cumplido la voluntad divina.
Una vez puesto por escrito y guardado en un sobre lacrado, fue entregado al Obispo, que lo custodió hasta 1957. Fecha en la cual se decidió enviarse finalmente al Vaticano.
Hasta ese momento, lo único que se sabía sobre el tercer secreto es que se redactó en unas 20 a 25 líneas, cosa que pudo ser comprobada por todas aquellas manos por las que pasó el sobre ya que las líneas podían ser vistas al trasluz.
El día 16 de Abril de 1957, la carta llegaba al Vaticano. Pío XII, decidió en aquel entonces, no abrir la carta, pues a petición de Sor Lucía y de la propia Virgen María, había sido impuesta como requisito al menos la fecha de 1960, para ser abierta y comprendida en un mejor contexto, o como otra parte, la muerte de la propia Sor Lucía.

Fue el Papa Juan XXIII, quién tras tomar posesión, en 1959, abrió la carta. Aterrorizado por lo que pudo leer, el 8 de Febrero de 1960, la Santa Sede a través de un comunicado hizo público el deseo de este de no ser revelado al mundo.

De esta manera, la carta, sería lo primero que todo nuevo Papa electo debía leer tras tomar posesión de su cargo, y cada uno de ellos debió elegir si hacer público o no. El tiempo pasó, hasta nuestros días.

13 de Mayo de 1981

Tras más de un año de idas y vuelta, al fin completaría su misión. La misión por la que había sido contratado.
Era 13 de Mayo, y se encontraba en la plaza de San Pedro, esperando que su querida Santidad hiciera acto de presencia, para dar su audiencia general.
Así fue como tras pasar de las 17 horas, el coche de papa, llamado popularmente como papamóvil, hizo acto de presencia. Juan Pablo II se encontraba en la parte trasera del mismo e iba saludando a toda la multitud congregada.
Por lo que él sabía, darían un par de vueltas antes de llevar al papa al sagrato, la plataforma sobre la que se dirigiría a todos ellos.
Pudo observar la felicidad que se marcaba en su rostro y la alegría de todos aquellos a los que él miraba. El pequeño jeep donde iba montado se acercaba de vez en cuando a las vallas de madera, donde padres desesperados levantaban a sus bebés, que sin comprender y asustados por lo que acontecía a su alrededor lloraban desconsolados. El Papa, con su bondad los tomaba consigo y los bendecía, para luego entregárselo de nuevo a sus progenitores, que felices los besaban y abrazaban de manera eufórica.
Como todo ritual, se volvía a repetir la escena una y otra vez. Juan Pablo, acababa de dejar a una preciosa niña de pelos rizados en los brazos de sus padres, cuando de nuevo el jeep retomaba su andar hacia las puertas de bronce del Palacio Apostólico, cuando de repente, a las 17:13 pm, un ruido rajó el alboroto de la plaza.
Juan Pablo, sin llegar a entender lo que sucedía, cayó. La muchedumbre empezó a gritar, y las palomas volaron, tornando el cielo de un oscuro presagio. De nuevo, el agresor, levantó su semiautomática Browning de nueve milímetros, y volvió a disparar.
Sorprendida y asustada por lo que veían sus ojos, la pequeña monjita que se encontraba al lado de tal salvaje, tomó consigo todo el valor del que pudo, y en un movimiento desesperado, atajó la mano que sostenía la pistola cuando una nueva bala surcaba el paisaje. Ali Agca, en su ímpetu por acabar el trabajo apretó nuevamente el gatillo, pero la monja y un nuevo individuo hicieron que nuevamente errara el disparo. No sólo había fallado el golpe sino que también, había sido preso. La mujer que había salvado al Santo Padre, se llamaba, Fátima.

El resultado, había llevado a Juan Pablo II a ser intervenido afanosamente en una complicada intervención que duró por más de 6 horas. A pesar de sus heridas, dos de las balas se alojaron en su costado, y otras dos rozaron su mano izquierda y brazo derecho, hiriendo más tarde en su recorrido a dos turistas, el Papa no tardaría en recuperarse.
Muchos achacaron al milagro de su salvación a una medalla que supuestamente el Santo Padre llevaba consigo en el momento del atentado, la medalla, como no, era de la Virgen de Fátima, sin embargo, no hay registros históricos que así lo atestigüen, sólo nos queda el testimonio popular.

El 17 de Mayo, y gracias a una grabación desde el hospital donde se encontraba, Juan Pablo II, pudo dirigirse a todos sus fieles a través de una gran pantalla que había sido instalada en la plaza de San Pedo:

       “Me siento especialmente próximo a las dos personas que resultaron heridas junto a mí. Rezo por el hermano que me disparó, y a quien he perdonado sinceramente. Unido con Cristo, Sacerdote y Víctima, ofrezco mis sufrimientos a la Iglesia y al mundo. A ti, María, te repito: Totus tuus ego sum.”

De esta manera, fue como, Juan Pablo II, empezó a atar cabos sueltos de una historia que parecía que llegaba a su final, el Tercer Secreto de Fátima había sido cumplido.

Un año más tarde y como consecuencia de ello, el Sumo Pontífice, viajaría por vez primera a Fátima. Pide a sus allegados, que le permitan pasar una noche entera, a solas con la Virgen. Así lo hace, tras ello, manda engastar las balas que tocaron su cuerpo en su corona.
Entre tanto, mandado por Juan Pablo II, la maquinaria Vaticana para resolver todo el misterio tras el atentado y la relación con Fátima empieza a rodar.

Tarcisio Pietro Bertone, secretario del jefe del Santo Oficio, es decir, secretario de Joseph Ratzinger, sería el que manejaría todo el tema del Tercer Secreto de Fátima. Entrevistó a Sor Lucía, para más tarde escribir un libro sobre ella, sin que permitiera nunca, a la misma, tener la libertad suficiente para poder expresar lo que ella pensaba.
Todos esos datos, unidos a la sapiencia y la carta escrita tiempo antes, hace que el entonces Cardenal Ratzinger, interpreta por fin el Tercer Secreto. Sin embargo, aún tardaría en ver la luz.

Mientras, el 27 de Diciembre de 1983, Juan Pablo II, iba a realizar una visita un tanto peculiar. En la celda T-4 de Rebibbia, se encontraba prisionero, Mehmet Alí Agca, su agresor, y, en ese día iba a ser perdonado. En un acto de bondad, el Sumo Pontífice, le perdona, y por más de 21 minutos charlan airosamente, entre lo que hablan, está, el Tercer Secreto de Fátima. Sorprendido por lo que escucha, el Papa, no puede por más que reflejar una gran pesadumbre.




El 11 de Noviembre de 1984, el Cardenal Ratzinger, concedería una larga entrevista a la revista italiana, Jesús. Cuando, en cierto punto, surge la pregunta:

       “¿Ha leído usted lo que dio en llamarse el Tercer Secreto de Fátima; es decir, el que la Hna. Lucía había enviado al Papa Juan XXIII y que éste no quiso hacer conocer y lo consignó a los archivos Vaticanos?”

El Cardenal Ratzinger respondió: “Si, lo he leído”.
Tan franca contestación provocó la siguiente pregunta pregunta: “¿Por qué no ha sido revelado?”

A esto el Cardenal dio la siguiente respuesta de lo más instructiva:

       “Porque de acuerdo al juicio de los Papas, no agrega nada a lo que un Cristiano tiene que saber respecto a lo que deriva de la Revelación: es decir, un llamado radical a la conversión; la importancia absoluta de la historia; los peligros que amenazan la fe y la vida de los Cristianos, y por lo tanto del mundo. Y luego la importancia de los 'novissimi' (los últimos sucesos en el fin de los tiempos). Si no se hizo público es para evitar que la profecía religiosa fuera confundida por la búsqueda de lo sensacional. Pero las cosas contenidas en ese Tercer Secreto corresponden a lo anunciado en la Escritura y a lo que ha sido dicho una y otra vez en muchas otras apariciones Marianas, en primer lugar las de Fátima de las que se conoce lo que contiene su mensaje. Conversión y penitencia son las condiciones esenciales para la salvación.”

Una cosa está clara, y es que el suceso, al menos en 1984 aún no había acontecido, a pesar de lo que más tarde, muchos pensarían.

19 de Abril de 1988

Por más de  VII siglos, Celestino V, había descansado en la basílica de Santa María de Collemaggio, en la ciudad de Aquila, donde era custodiado desde 1327.
Sus restos mortales, estaban conservados en un pequeño mausoleo, dentro de un sarcófago de cristal donde habían sido recompuestos con una máscara de cera sobre la calavera y vestido con ornamentos pontificales.
Pero todo ello, iba a ser interrumpido, en aquella noche, ya que unos ladrones asaltararían la basílica. Los ladrones, destornillaron diez grandes tornillos que cerraban la urna y sacaron el cuerpo con el tapiz de raso sobre el que apoyaba. De esta manera y tras salir por la puerta lateral principal de la basílica, fueron recogidos por una camioneta.
Nunca se supo de la autoría y por qué del robo, pues tan sólo unos días más tarde, en el cementerio de Amatrice, un pueblo no muy lejos de Aquila, aparecería su cuerpo.
Para comprobar el buen estado de la reliquia, el Vaticano, ordenó hacer unas pruebas a través de escáner para poder observar de una mejor manera el estado en el que se encontraba. Para respiro aliviado de todos, se encontraba en perfecto estado, sin embargo, ¡oh sorpresa! En el cráneo del pobre Celestino V, se encontró un enorme clavo de plomo.
Curiosamente, sería la primera y única vez en la historia, en la que tras la muerte de un Papa, sería investigada la causa principal de su muerte, totalmente contrario a lo que el pobre Juan Pablo I, sucesor de Pablo VI,  pudo, por así decirlo experimentar.
Celestino V, había sido, definitivamente, asesinado por Bonifacio VIII.

Febrero de 1989




¿Sorprendidos? No menos que yo, ya que los medios de comunicación poco o nada, al menos que yo pudiera escuchar, se pronunciaron sobre esta increíble noticia, que salía a luz en el año 2010, bastante antes de que Benedicto XVI renunciara a su cargo.

13 de Mayo de 2000

Finalmente, y tras años de especulaciones, el Tercer Secreto de Fátima, iba a ser revelado al mundo.
Al finalizar la misa de beatificación de los pastorcillos que vieron a la Virgen María, el Cardenal Secretario de Estado Vaticano, Angelo Sodano, puso fin a décadas de misterio, leyendo el siguiente mensaje:

       “Hermanos y hermanas en el Señor:

Al concluir esta solemne celebración, siento el deber de presentar a nuestro amado Santo Padre Juan Pablo II la felicitación más cordial, en nombre de todos los presentes, por su próximo 80° cumpleaños, agradeciéndole su valioso ministerio pastoral en favor de toda la Santa Iglesia de Dios.En la solemne circunstancia de su venida a Fátima, el Sumo Pontífice me ha encargado daros un anuncio. Como es sabido, el objetivo de su venida a Fátima ha sido la beatificación de los dos 'pastorinhos'. Sin embargo, quiere atribuir también a esta peregrinación suya el valor de un renovado gesto de gratitud hacia la Virgen por la protección que le ha dispensado durante estos años de pontificado. Es una protección que parece que guarde relación también con la llamada "tercera parte" del secreto de Fátima. Este texto es una visión profética comparable a la de la Sagrada Escritura, que no describe con sentido fotográfico los detalles de los acontecimientos futuros, sino que sintetiza y condensa sobre un mismo fondo hechos que se prolongan en el tiempo en una sucesión y con una duración no precisadas. Por tanto, la clave del lectura del texto ha de ser de carácter simbólico. La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio. Es un interminable Vía Crucis dirigido por los Papas del Siglo XX. Según la interpretación de los 'pastorinhos', interpretación confirmada recientemente por Sor Lucia, el 'Obispo vestido de blanco' que ora por todos los fieles, es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos), cae a tierra como muerto, bajo los disparos de arma de fuego. Después del atentado de 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció claro que había sido 'una mano materna quien guió la trayectoria de la bala', permitiendo al 'Papa agonizante' que se detuviera 'a las puertas de la muerte' (Juan Pablo II, Meditación con los Obispos italianos desde el Policlínico Gemelli, 1994). Con ocasión de una visita a Roma del entonces Obispo de Leiria-Fátima, el Papa decidió entregarle la bala, que quedó en el jeep después del atentado, para que se custodiase en el Santuario. Por iniciativa del Obispo, la misma fue después engarzada en la corona de la imagen de la Virgen de Fátima. Los sucesivos acontecimientos del año 1989 han llevado, tanto en la Unión Soviética como en numerosos Países del Este, a la caída del régimen comunista que propugnaba el ateísmo. También por esto el Sumo Pontífice le está agradecido a la Virgen desde lo profundo del corazón. Sin embargo, en otras partes del mundo los ataques contra la Iglesia y los cristianos, con la carga de sufrimiento que conllevan, desgraciadamente no han cesado.”

Si fuera, así, ¿qué impidió al Cardenal Ratzinger en 1984 anunciarlo al mundo? ¿A caso esperaban la caída de la Unión Soviética para sacarlo a la luz?
 Ciertamente, todo queda muy turbio.
 Sin embargo, son muchos los que han encontrado semejanzas en las líneas que escribió Sor Lucía, con otro tema muy candente, las profecías de San Malaquías, y ciertamente si comparamos, veremos, que no sólo, no queda tan claro que el Tercer Secreto se haya producido sino que además, las semejanzas son más que evidentes.


       “Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: a un Obispo vestido de Blanco.  También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.” Carta escrita por Sor Lucía, año 1944.

       112(?): “In psecutione extrema S.R.E.sedebit. (S.R.E. = Sacræ Romanæ Ecclesiæ) Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremedus iudicabit populum suum. Finis.”:
       “Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin." Lignum vitæ, ornamentum, & decus Ecclesiae en 1595.

Claramente ambas no hacen alusión al atentado que sufrió Juan Pablo II, el 13 de Mayo de 1981, más bien, relatan lo que será el fin de los tiempos, en el que ambas representaciones tiene como eje central un hombre, un sacerdote o Papa.
En mi humilde opinión, nada de lo aquí expuesto, ha ocurrido, y en todo caso, en su afán por cumplirse si debiera, lo haría en un futuro, cosa, que me abstengo comentar. Sean ustedes, queridos lectores los que juzguen y crean.

Por su parte, Carlo Azeglio Ciampi, tomaría la decisión en Junio del mismo año a indultar a Mehmet Alí Agca. Todo ello, gracias una vez más a la bondad infinita del Santo Padre.
No obstante, aún le quedaría un camino por recorrer para salir del hoyo donde se había metido, pues, sería extraditado a Turquía para cumplir la condena por el asesinato de un periodista de izquierdas.

13 de Febrero de 2005

La esperanza en la vida se agotaba definitivamente, el hilo había sido soltado, cortado, y caía lentamente al vacío, mientras, sus ojos, poco a poco se cerraban e iban dando paso al nuevo mundo, donde probablemente le esperara su querida Señora, María.
Sor Lucía, exhaló un último suspiro, y luego, tomo la cálida mano de la madre de Dios.
El enviado del Vaticano para presidir sus exequias, no fue otro, que Tarcisio Bertone.

Abril de 2005

Desde hacía años, se veía como el deterioro físico y mental iban minando la salud de hierro de su Santidad, hasta el día de su muerte, y  muchos serían los que verían motivos más que suficiente para una marcha inevitable, en cambio, Juan Pablo II, a estas alusiones respondía de manera magistral con la siguiente respuesta,

       “Si Cristo no se bajó de la Cruz, tampoco yo he de renunciar a mi tarea...”

Frase, que contrasta mucho, con lo que una vez debió de pensar, gracias a la carta que hoy en día está a la luz de todos gracias al proceso de beatificación que se llevó a cabo para con él.

A las 21:37 (hora italiana), del Sábado 2 de Abril de 2005, Karol Wojtyła, abandonaba para siempre este mundo.
El cristianismo lloraba su pérdida, y alguien más también.
Alí Agca, desde una celda de Turquía, rezaba afanosamente por la salud de su querido amigo. Cuando finalmente se produjo la noticia, comentó lo siguiente:

       “He perdido al Papa, mi hermano espiritual. Me sumo al duelo de mi pueblo cristiano católico.”

19 de Abril de 2005

La memoria no me fallará cuando os cuento, que era una calurosa tarde de Martes, aquel día en que hubo fumata blanca en el Vaticano.
El elegido, Joseph Ratzinger, que como hemos visto, ya fue apareciendo durante todo el documento. Gran conocedor de los secretos que guardaba Sor Lucía y para muchos, gran estudioso de San Malaquías. Quiso, no ser menos, y elegir como sobrenombre Benedicto XVI.

        111: “Gloria Olivae” (La gloria del olivo). Lignum vitæ, ornamentum, & decus Ecclesiae en 1595.

Por lo visto, la orden Benedictina, tenía como representación la rama de un Olivo, y muy posiblemente Ratzinger, conocedor de esta, no quiso saltarse la tradición, más aún si cabe, cuando sentía gran devoción por Celestino V, cuya congregación era una rama de la orden Benedictina.

6 de Abril de 2009

La tierra se estremeció y fueron muchos los damnificados por el poder de la Tierra, que en la región de Aquila, Italia, lloraban por sus bienes y familiares perdidos en la catástrofe.

Conocedor de la noticia, Benedicto XVI, se acerca al lugar de los hechos.
Era el 28 de Abril de 2009, cuando llega a Aquila. De esta manera, decide visitar la tumba de Celestino V, cuya urna de cristal, milagrosamente se salvó de la devastación.
Tras unos minutos de oración, dejaría su palio papal, es decir, el símbolo de su autoridad como Obispo de Roma.
Benedicto XVI, se convertía de ese modo, en el primer Papa en visitar la tumba de Celestino V, en siete siglos. Destacar también, como convierte el año en el año Celestiano.

Pasaron los meses, y el 4 de Julio de 2010, decidiría ir a la Catedral de Sulmona, donde se encontraban las reliquias del que fuera el primer Papa en abdicar.  Durante su estancia allí, existe un encuentro con jóvenes, y surge la pregunta:

              “¿no se trataba tal vez de individualismo, de fuga de las responsabilidades?”

       Sin inmutarse, respondió lo siguiente: “Cierto; esta tentación existe. Pero en las experiencias aprobadas por la Iglesia, la vida solitaria de oración y de penitencia está siempre al servicio de la comunidad, se abre a los demás, nunca se contrapone a las necesidades de la comunidad. Las ermitas y los monasterios son oasis y manantiales de vida espiritual de los que todos pueden beber.”

Un hecho, que alentaría al destino a dirimir su fin de viaje.

Nos aproximamos al final, un final que todos conocemos. Benedicto XVI, haría pública su marcha el 11 de Febrero de 2013, para definitivamente dejar el cargo el 28 de ese mismo mes y abrir un nuevo proceso de Cónclave.

Mucho se ha dicho y especulado sobre las posibles causas que precipitaron esta decisión, a lo que visto lo visto, probablemente, desde un principio tuviera en mente, pero que sin embargo, se precipitó por los acontecimientos que se citarán a continuación:

·         Abusos sexuales: A los que se enfrentó abiertamente desde el primer día en que tomó asiento en la silla de San Pedro. Desgraciadamente para él, el agujero no lo era en sí más que un enorme agujero negro del que parecía que nadie estaba libre de pecado.

·         Banco Vaticano: Benedicto, quiso, por todos los medios limpiar el banco de la iglesia de cualquier mancha de corrupción, es decir, elevarlo al nivel de Banco Blanco, en el que no se blanqueara dinero, no se pudieran financiar guerras, en el que ninguna organización terrorista pudiera tener fondos escondidos en él, etc… Para ello, saca un decreto que así lo atestigua, y por el cual, este debe ser totalmente transparente al mundo. Para este cometido, nombra presidente a Gotti Tedeschi, el cuál durará muy poco en el cargo. Oficialmente, sería el consejo de supervisión de la IOR, (Instituto para las Obras de Religión, es decir, Banco Vaticano) el que cesaría en su cargo el 24 de Mayo de 2012 a las 14 horas por incompetencia del mismo.
Sin embargo, la realidad es distinta, Tarcisio Bertone investido con un poder que jamás haya tenido un Camarlengo, la mano derecha del Papa, arremete una puñalada a este mismo, echando para atrás todas las propuestas indicadas por orden del Sumo Pontífice y por lo tanto manda destituir al presidente en funciones.

            Todo esto, unido con el asunto del Vatileaks, mina por completo la resistencia de un Papa, que ya pocos, en la Ciudad Vaticana, creen en él.
            Como resultado, el 17 de diciembre  Benedicto XVI recibiría un dossier de casi 300 páginas, dividido en dos tomos, que guardó en la caja fuerte del apartamento pontificio. Era el informe completo de la investigación sobre la fuga de documentos robados del despacho del Papa realizada por los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi. Tres cardenales, todos mayores de 80 años, y grandes conocedores de cómo funciona la curia.
            Se trataba del colmo. Debía de ser otro el que viniera.

            Estudioso como él sólo podría serlo, Benedicto XVI, actúa como Ratzinger, tomando como modelo a Carlos V, el cual abdica de su cargo y se marcha a un monasterio de clausura. Por supuesto, sobre su mente también vuela el que nombró San Malaquías, como: ex eremo celsus, el elevado de la ermita, Celestino V.
            Toma como suya el significado de “meditatio mortis” y decide por fin dejar el
cargo, para prepararse para lo más importante en la vida Cristiana, la muerte.

            18 de Enero de 2010

            Alí Agca por fin sale en libertad y asombra al mundo diciendo que la profecía aún no había sido cumplida, que él era la segunda venida de Jesucrito, y que el fin, estaba cerca.

            Febrero- Marzo de 2013

            Sobre Roma se aproximaba una fuerte tormenta, cuando de repente, las cámaras del mudo se quedaron atónitas viendo, observando tras los focos de la realidad como un rayo impactaba en la cúpula de la basílica de San Pedro.
            Pronto, la captura de tan impresionante foto dio la vuelta al mundo. El mismo día en que una reportera de la agencia ANSA, había dado al mundo la exclusiva más impactante del siglo XXI, fue tomada por  Alessandro Di Meo, colaborador de  la misma agencia.
            El Papa, había decidido dejar el cargo.




            Muchos criticaron, otros callaron, mientras que los demás aceptaron y se preguntaron si Dios había dejado de creer en ellos. ¿Acaso la falta de fuerzas del elegido por el Espíritu Santo daba a entender que Dios así proseguía con su dictamen?

            La consigna y la única premisa impuesta por Benedicto fue, que eligieran a alguien capaz de limpiar todo atisbo de sombras que pudiera albergar la Iglesia.
            Así fue como por breves momentos el Camarlengo, el Cardenal Bertone se haría con las riendas de la Iglesia, y como muchos, señalaban la profecía de San Malaquías en la estrofa para el papa 112.
            Tarcisio Pietro Bertone, nacido en Romano, Turín. Pedro Romano.

            112(?): “In psecutione extrema S.R.E.sedebit. (S.R.E. = Sacræ Romanæ Ecclesiæ) Petrus Romanus, qui pascet oues in multis tribulationibus: quibus transactis ciuitas septicollis diruetur, & Judex tremedus iudicabit populum suum. Finis.”:
         “Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin.” Lignum vitæ, ornamentum, & decus Ecclesiae en 1595
           
            Muchos lo vieron como una señal, a pesar de todo, se esfumaría como el humo, cuando, el 13 de Marzo Bergoglio se sentaría definitivamente en la silla de Pedro.
            Sin embargo, son muchas las voces que se levantan temerosas a que Bertone sea el señalado y que por temor a que se cumpliera la profecía, Benedicto diera su cargo para así romper la rueda del destino que parecía haberse puesto en marcha. Mentiras o no, el tiempo dirá, dará la respuesta, pero por un tiempo Pedro Romano fue el hombre de San Malaquías.

            Bajo increíbles medidas de seguridad, nació Francisco I, entre otras, el Cónclave se blindó, con las siguientes premisas:

·         Medidas de seguridad para aislar completamente la elección y nada pudiera ser filtrado.

·         Los Cardenales no podrían hacer llamadas, enviar sms o mandar tuits.

·         Dormirían bajo llave en la residencia de Santa Marta.

·         Dentro de la plaza, los detectores de metales estaban a la orden del día, así como los controles y cacheos.

·         Un sofisticado dispositivo aisló todo campo electromagnético.

De esta manera, finalmente fue pronunciado “Extra omnes”, por monseñor Giudo Marini. Cerró las puertas de la Capilla Sixtina encerrando en sus adentros a los 115 Cardenales encargados de elegir al nuevo Papa.

¿Todo estaba cerrado?
A tenor de los hechos, no lo parece, aunque anecdótico, podríamos decir gracias a un tuit de Javier Alonso, como el 11 de Marzo a las 12:18 am, fotografiaba una pancarta en la plaza de San Pedro donde se podía leer: Francisco I Papa.

Por fin, tras unos días de espera, Bergoglio (17 de Diciembre de 1936, Buenos Aires, Argentina), saldría elegido.
Se trataría del primer Papa de origen subamericano, además del primero perteneciente a la Compañía de Jesús.

Y es aquí donde de nuevo, todo el mecanismo iniciado por San Malaquías, volvía a ponerse en marcha en uno de los tuits más comentados y retwitteados de la historia.




Alejandro de Cabo, un joven de sólo 22 años, había soñado días antes, concretamente el 11 de Febrero, día de la renuncia de Benedicto XVI, como tras ese mismo Papa, le sucedía otro que se hacía llamar Francisco I. ¿Simple coincidencia o verdadera precognición? Sean ustedes mismos los que digan.
Y es que para curiosidades, unas pocas:

·         ¿Qué tiene de especial el número 13?

o   Papa Argentino: 13 letras.

o   Fue elegido el 13 de Marzo.

o   Año 2013. 13/03/2013: 1+3+0+3+2+0+1+3= 13

o   Edad del Papa, 76: 7+6= 13

o   Ordenación 13 de Diciembre de 1969.

o   Día en que Benedicto XVI, anunció renuncia 11/02: 11+2=13

·         Bergoglio, como buen Argentino, es aficionado al fútbol, concretamente a San Lorenzo de Almagro, conocido como “Los Cuervos”, curiosamente el número de socio del mismo es el 88235, número que en la mañana del 13 de Marzo sería noticia, ya que la lotería nacional saldría el, 8235. El mismo día que el propietario del carnet cuyas cifras coincidían con la lotería nacional, sería elegido nuevo pastor de los Cristianos.




Al parecer, el día 14 de Marzo, todos conocíamos ya al nuevo Papa. Algunos dijeron que apoyó a Videla, cosa totalmente falsa, otros lo trataron de homófogo, etc…
Lo cierto es que, en ningún momento en la vida de Bergoglio apoyó al dictador Videla, sin embargo, nunca se opuso abiertamente a él, cosa que muchos le critican, en cambio, ahí debemos reflexionar nosotros en su lugar, y que hubiéramos podido o no hacer, probablemente el lleve en penitencia a los amigos y compañeros perdidos en esa cruel dictadura.
Por otro lado, a pesar de ciertas declaraciones, que me atrevería a decir impuestas por el alto mando, Bergoglio ha dado durante su vida cierto atisbo de una iglesia moderna, en la que quizás el matrimonio homosexual no fuera tema tabú y otras cuestiones, que sobre la mesa hoy en día están, le queda mucho por hacer y reformar.
Lo que a nadie se le escapa es el impacto que ha generado su imagen y primeras declaraciones como guía de los Católicos del mundo. Una persona humilde, al menos eso aparenta. Un representante de Francisco de Asís, cuyo nombre tomó para ser la luz de un pueblo que busca su Fe en Cristo, su Fe, en el faro que ilumina su alma, su Fe en el Vaticano, su Fe, por el 2013, la Fe que de alguna manera Benedicto XVI quiso recuperar con su partida, dándole el mismo título a este año que ahora caminamos.
José Enrique Ruiz de Galarreta, jesuita pamplonés conocido de Bergoglio desde hace 33 años así corrobora lo que quizás algunos intuyen tras sus primeros actos:

       “Bergoglio cambiará cosas si no lo matan antes; Ratzinger se ha retirado por miedo.”

Y tanto si cambiará, pues, lo más reciente, es el partido que está tomando con el Banco Vaticano, del cual ahora mismo está siendo asesorado para saber cómo proceder, ante lo que dicen algunas lenguas podría estar dando los últimos coletazos con vida, ya que próximamente si así lo decidiera, sería liquidado.

Francisco I, nombre que tomó de Francisco de Así, ¿reconstruirá la iglesia en ruinas? Francisco,  una iglesia pobre para los pobres. Dios dirá y el humano tomará para sí la decisión de este nuevo Pontífice.

Así es el hombre, que le dijo a su amada, que si no se casaba con él, se haría Cura.

Comentarios

  1. Como ya te he comentado me ha encantado esta entrada, muy interesante y curiosa, seguro que cualquier otra persona que la lea aprende algo nuevo.
    Enhorabuena de nuevo y un abrazo!

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  2. Me a encantado, felicidades por la publicación y por el blog en general.

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